A lo largo de estos 42 kilmetros, perdura la antigua sabidura femenina, ese ancestral conocimiento sensible para observar e interpretar el entorno. Una travesa por el mundo, s, un anhelo desde la infancia por recorrerlo, con un ritmo que todo corredor imprime para culminar el itinerario. Este recorrer lo legua, segn la expresin de antao, debe emprenderse a pausas y, en momentos, trepidante segn marque el tambor existencial y la experiencia conseguida se transforme en luz, en poesa. Al igual que El hroe de las mil caras, de Joseph Campbell, en esta obra acontece una travesa pica, heroica, porque despus de todo, recorrer el mundo -exterior o interior- de manera cclica, significa conjuntar tiempo y espacio, abordar espacios lmicos y enunciarlos con expresiones mticas, arquetpicas, donde incluso el sol se vuelve un mantra que jams se ha pronunciado y las hierbas en la palma de la mano por un segundo representan la explosin de todo el universo. De manera que los nombres de las cosas constituyen el inicio de un recorrido lrico que, en ltima instancia, termina con la revelacin de la palabra-llave -como precisa Marshall Urban- que nos abrir las puertas del saber. O con la confesin de la ignorancia: el silencio.