En el segundo volumen de En busca del tiempo perdido, merecedor del prestigioso premio Goncourt 1919, las reminiscencias del narrador discurren entre la infancia y la adolescencia. Tras volverse poco a poco indiferente a la hija de Swann, Gilberte, el narrador visita el balneario de Balbec con su abuela y conoce Albertine, « una chica de brillantes y sonrientes ojos y mejillas redondeadas y opacas». Pero en el pesimista universo proustiano esta afortunada connivencia resulta ser una concesión caprichosa e imprevisible, un don gratuito ante el cual la única actitud válida es la disponibilidad.
"Excelente obra. Proust tiene la cualidad de crear un lector sediento por una voraz narrativa."
Sábado 21 de Agosto, 2021"El libro más hermoso que he leído "
Pablo Ravanales Domingo 24 de Abril, 2022"Opción económica y de calidad para leer a Proust."