Se puede decir que el hombre felicista es la «opción por defecto» que mayoritariamente produce esta sociedad. Frente a esa opción, el autor de esta obra propone una alternativa, la del hombre admirable. Es minoritaria y está en clara desventaja en número y en visibilidad. No se plantea como algo subversivo o antisistema. Ser admirable es una opción ética, es la opción que más humaniza al hombre, la que nos da más garantías para una marcha segura en este cambio de época.La preocupación por la educación y su papel en la gestión de esta dialéctica entre felicistas y admirables es uno de los motivos más recurrentes de la obra. Se reflexiona sobre su función en el pasado reciente, en el momento actual y, más que nada, sobre cómo puede abordar los retos del futuro.La lectura de Admirables ayudará a orientar a padres y madres y a toda persona que trabaje en educación, a la hora de responder a esas preguntas incómodas, pero necesarias, que la humanidad se ha venido realizando desde siempre: ¿Cómo evitar que mi vida se malogre y resulte inútil? ¿Cómo vivir una vida verdaderamente feliz y plena?Prólogo de Jesús Jarque García.