Mejorar la calidad, la productividad y la competitividad son exigencias constantes para las organizaciones en un mundo globalizado. A lo largo de los años, las respuestas a esta exigencia han sido muy variadas. Sin embargo, en ocasiones se han pasado por altos aspectos como entender por qué la calidad y la satisfacción del cliente son factores clave de la competitividad; no se han analizado críticamente las prácticas e inercias en el interior de las organizaciones y las actividades de mejora no se han fundamentado en los principios y elementos básicos de la gestión de las organizaciones.