En un abanico de situaciones, más o menos desoladoras o risueñas, aparecen, hablando, a veces escribiendo, toda laya de personajes, niños, mujeres, hombres, bichos, cosas, menos el del Narrador: argumento, figuras, ideas que se hacen, sentimientos, entremezclados como en las vidas, van arrastrados como materiales por el rit mo de lo que pasa, que es el de los diálogos, las escrituras, la lectura de los que lo