No hay tantos crímenes como dicen, aunque sobran razones para cometerlos. Pero el hombre —como es sabido— es bueno, por ser natural, y no se atreve a tanto. De las reacciones de los mis difuntos nada digo, por ignorancia. Me bastaron —como autor— las de sus asesinos. —¡Ojalá se muriera! — se dice de fulano en un momento preciso, por distintos motivos. De ahí que el título tenga, en cuanto al adjetivo, anteced