Una vez más, Norma Patricia nos sorprende con su sensibilidad a través de las palabras con las que ha aprendido a jugar, a recrearse y a dejarnos ver su todo. Después de coquetear con el señor Sjögren, con quien alimentó y cosechó el poder sanador de la escritura, ahora nos hace partícipes de su fase de entrega al crecimiento; aunque, a veces, para crecer haya que volver a nacer. De nuevo, hace alarde de la resiliencia, eso que la física nos enseñó hace más de cien años pero que la psicología se ha dedicado a estudiar con lujo de detalles y que hoy entendemos como la capacidad que tenemos los seres humanos de salir de las dificultades, de reponernos. Pero también implica crecer, volverse más grande con cada experiencia, porque las dificultades suelen ser un gran maestro; el dolor, el sufrimiento, a veces sacan nuestra mejor versión. Estas páginas nos recuerdan que así somos: unos resilientes en potencia.