Gina se encuentra atrapada en un bucle de pensamientos que alimentan su autocrítica constante, el peso de la inseguridad y su baja autoestima. Su actitud negativa, la falta de confianza y su elevado nivel de exigencia la empujan a sentir una sensación de fracaso constante. Lleva años manteniendo el tipo en un baile en el que se siente pisoteada y en el que su condición de forastera le obliga a permanecer sentada mirando el espectáculo desde lejos, a través de su cámara. Una serie de acontecimientos vitales la impulsan a dar un paso adelante en su autodescubrimiento, en la forma de salir de sus pensamientos obsesivos. Cine, metaverso, espejos truncados... Los espejos hablan, nos dicen su opinión cuando nos exponemos a su juicio, examinan los cambios sin ser compasivos, lo que hay detrás, lo que no queremos ver. Gina no se siente feliz, pero en lo más profundo de su ser desea encontrar el amor a sí misma. Ha llegado la hora de compartir su verdad con el espejo.