En 1966, Jacques Derrida dio una conferencia en la Universidad Johns Hopkins que puso en duda toda la historia de la filosofía occidental. Al año siguiente, publicó tres libros, brillantes y mistificadores a la vez, que convencieron a los entendidos de quién era el más importante filósofo de la segunda mitad del siglo: él. Desafortunadamente, nadie podía asegurar si el movimiento intelectual que gestaba —la deconstrucción— resultaba un avance o un asesinato de la filosofía. ¿La verdad? Derrida es uno de esos molestos genios con quien puede tomarse una clase, leer media docena de sus libros y continuar sin comprender una sola idea de las que enuncia. Derrida para principiantes es la explicación más clara acerca de sus libros: Gramatología (su deconstrucción de Saussure, Levy-Strauss, Rousseau), Diferencia (su ensayo sobre el lenguaje y la vida), Diseminación (su desmantelamiento de Platón y críticas a Mallarmé) y de otros textos donde se revela el sentido de sus neologismos, como intertextualidad, oposición binaria o faloegocentrismo.