El rancho donde vive Blanca es como un nido de hornero, humilde pero tibiecito. Cerca hay un monte, y en el monte ella juega con pequeños tesoros que saca de una caja: muñequitas de trapo, dos latas de sardinas transformadas en cunas, una hebilla, cinco carozos... íy su querido espejo! Blanca es feliz así... Hasta que una noche de luna llena...