¿Hay algo peor que pasar unas vacaciones, aislado, en el culo del mundo, en una ruina de casa, sin agua, luz ni teléfono, en donde el único ser humano de tu edad, en veinte kilómetros a la redonda, es una niña repelente que encima te da clases particulares de historia, mientras tu madre sólo se dedica al baboso de tu hermano pequeño. Pues sí. Por ejemplo, que en ese lugar haya un sótano muy bien camuflado con una puerta que da a una extraña estancia presidida por un bulto enorme que no has de descubrir so pena de correr las más extrañas, peligrosas y siniestras aventuras que jamás soñaste ni en la peor de tus pesadillas. Y vas, y lo descubres.Carlos Romeu Muller, nacido en Barcelona el 17 de Mayo de 1948, hijo de catalán y de francesa, ambidextro, ex-cabo primero, bombero, patrón de yate, ex-rotulador de cintas de coronas fúnebres, periodista, ex-guionista de televisión y autor de Miguelito y del chiste diario en El País, amante de los perros, las señoras, la gastronomía, la enología, los conocimientos inútiles, el tiro de precisión con arma corta de gran calibre y la siesta, asegura que el resto de su pasado es incriminatorio y se niega a confesar absolutamente nada más, si bien reconoce que, pese a su edad, aún es muy atractivo, de mirada seductora y que cocina pasablemente bien.