La Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro, del 23 al 28 de julio, ha sido, sobre todo, un caluroso y multitudinario encuentro con los jóvenes. El mismo papa lo aclaraba durante su vuelo a Brasil: «Este primer viaje es precisamente para encontrarme con los jóvenes, pero para encontrarlos no aislados de su vida: me gustaría encontrarme con ellos en el mismo tejido social, en la sociedad. Porque, cuando aislamos a los jóvenes, cometemos una injusticia; les quitamos su pertenencia. Los jóvenes tienen una pertenencia: pertenencia a una familia, a una patria, a una cultura, a una fe...».