Las causas de la distribución del ingreso y su relación con el crecimiento económico las ha ocultado el idealismo de las teorías clásicas y neoclásicas, fundamentadas en supuestos de equilibrio que las apartan de la realidad y llevan a soluciones perfectas. Según la teoría de crecimiento construida por los economistas más reconocidos del siglo XX, en condiciones de funcionamiento perfecto del mercado la competencia lleva a la solución de máximo consumo y producción, y no afecta la distribución del ingreso. Es decir, las economías que avanzando por debajo de su potencial y con ampliación de las desigualdades serian la excepción. En esta obra, Eduardo Sarmiento asegura que la realidad es muy distinta. La discrepancia se origina en las teorías de ahorro que supone que este es altamente sensible a la tasa de interés y se iguala con la inversión, en las teorías de comercio internacional que establece que los países se especializan en las actividades de ventaja comparativa y en las teorías sectoriales que indican que todos los sectores contribuyen igual en el margen.