El alcalde de Zalamea, escrita hacia 1642, en la época de primera madurez de Calderón, la misma de La vida es sueño o El médico de su honra, cuando aún trabajaba para los corrales de comedia, destaca entre sus obras maestras como la más popular y cercana a públicos no especialistas. Esta historia de restauración de un villano en lucha contra los privilegios del estamento militar y los prejuicios de la sociedad estamental, consigue no solo despertar el entusiasmo ante su perfecta construcción, sino que la sencillez relativa del lenguaje, si lo comparamos con el de otros dramas, la gran humanidad de los personajes principales y la sensación de vida que se desprende de todo el conjunto hacen posible su admiración y pleno disfrute por el lector medio sin que por ello desmerezca en modo alguno en calidad estética.