Tierra de aire puro, del pan de trigo más sabroso de la zona, de hermosas quintas a las que venían conocidas familias de la Capital para pasar los largos tres meses del verano, de inmigrantes que cultivaban la tierra y criaban animales de granja. Tierra querida que un día se quedó sin nombre. Se lo quitaron así, de cuajo. El primer golpe militar de 1930 dejó a esta tierra sin nombre y sin identidad. En ese marco, un crimen queda suspendido en el misterio, y dos historias de amor se entrelazan. Una, nacida de la desesperación de querer comunicase y salir de la cárcel de la soledad. La otra es infinitamente más compleja. ¿Qué pasa cuando un escritor se enamora de su personaje, al que le da la forma de una muchacha que fue real pero de la que lo separa casi un siglo? El tiempo es implacable. Una historia escrita en dos épocas, a través de la memoria que debe recorrer laberintos que culminan en una resolución sorprendente.