El mar es el comienzo y es el fin. De l surge la vida, y a l van adar todos los r¡os. Tambin es la huida, el camino para huir, m svasto que la tierra. ,El barco ebrio ,es un sue¤o, unaaventura so¤ada. Tiene al menos dos planos, el narrativo y elsimb¢lico. El primero es una aventura, los fant sticos avatares de unbarco a la deriva, narrados por l mismo con deslumbrantes im genes deexaltaci¢n l¡rica o que inspiran terror, el segundo, otra extensamet fora, es la relaci¢n de una liberaci¢n espiritual llena deposibles recuerdos y que muestra un deseo incontenible, realizadosimb¢licamente, de un nuevo principio que termina por chocar contra labarrera de la realidad.¡Y desde entonces, me he ba¤ado en el PoemadelMar, infundido de astros y lactescente,devorando los azules verdes,donde, flotaci¢n l¡viday ext tica, un pensativo ahogado desciende aveces,donde, ti¤endo de golpe las azulaciones, ¡deliriosy ritmoslentos bajo los destellos del d¡a,m s vastos que nuestras liras yfuertes que el alcohol,fermentan los sonrojos amargos delamor!urbulentos viajes de Pirx nos ense¤an que al fin y al cabo, conun poco de audacia, curiosidad y buena suerte, es posible reunir elcoraje suficiente para enfrentar las fr¡as extensiones del espacioinfinito.o, y el infierno.Estos textos surgieron como colaboracionesen Zenda y La Opini¢n de Murcia. Nacieron atemporales y pretendenayudarnos a encontrar en nosotros la belleza, la eternidad.