El reflejo del agua me hace preguntarme por mí mismo; por la posibilidad de mi ser. La lluvia, las montañas, el sol, el amor, la búsqueda incansable de un espíritu de apertura, de aventura sin fin en el remolino de sensaciones inexplicables, de torbellinos y galimatías existenciales. Comienzas donde terminas y vuelves a accionar el día, con ahínco, con esperanza, con dolor y extrañeza de un valiente que ruge y corre. El sudor de la frente, la sequedad de la boca, las páginas viejas y gastadas que me avanzan en mi viaje. ¿Dónde me he de encontrar? ¿Dónde podré descubrir quién soy? Ahí donde la sorpresa comienza, donde el miedo se vence y donde se repite todo igual pero de otra manera.