Cabe admitir, en efecto, que la vía poética se abre con frecuencia al confesionalismo amoroso, el sentimiento de lo cotidianamente vivido, o la captación epidérmica de la realidad. Sin embargo, también ofrece sorpresas que emanan de la superación de ese nivel testimonial por el ejercicio de una inteligencia poética. Estos poemas son buen ejemplo de ello; sin mengua de su aspecto testimonial y pasional, presentan los signos de un itinerario reflexivo y espiritual que tiene su punto de arranque en el erotismo. Graciela Maturo