'Suelo pensar la poesía como una epifanía que se presenta y nos deja en el silencio; ese espacio del pensamiento donde el lector transforma en propio el poema y lo reconstruye.Leer El pan de mi hondura de María José Paats; me sumergió en esa epifanía; me ungió en el sentido más espiritual y hegeliano; me hizo pensar.La palabra como símbolo; la nada y el ser en constante puja: ¿me echo a andar/ andar y andar/ sola en el deseo/ de seguir andando/ ser uno/ sin cuerpos/ sin almas/ ser/ nada¿¿.Seis partes y un epílogo tiene el libro; que conforman una historia de despojo; donde la mujer sometida transforma sus brazos en alas para poder volar en busca de su libertad; porque solo ella puede dar vida: ¿agazapadas/ por el miedo van/ ellas/ mujeres/ con sus vientres hinchados/ de vida¿¿.Un libro necesario en un tiempo que requiere reflexión; que exige repensar los roles que la sociedad ha impuesto; donde: ¿hay un perfume a muerte/ servido en bandeja/ total no pasa nada/ se está desangrando/ por las venas/ por el hambre/ por el fuego/ total/ no pasa nada¿. Un tiempo donde la reivindicación femenina es una de las pocas revoluciones genuinas; en medio del horror; de las desigualdades y la guerra.Entonces no perdamos la esperanza y confiemos junto a la poeta que hay ¿miles de almas con sed/ de luciérnagas¿. Y que; parafraseando a la autora; los colibríes enamorarán a las flores lloviendo ternura.Gracias María José por este libro y por el privilegio de permitirme escribir estas palabras.Rubén Balseiro'