Luisa regresa animada de sus vacaciones en la playa y, tras llegar a casa, corre al pobre barrio de Villa Alvarenga para entregar a su amiga María los regalos que le trajo. Pero ni María ni su casa se encuentran más. Una inundación arrasó la región y la niña está desaparecida. Luisa se traza una meta: mantener viva la esperanza de reencontrar a su amiga y construir una casa nueva para la familia de ella. Es entonces cuando la amistad se transformará en el puente que podrá llevarla del sufrimiento a la realización de las ideas. El emprendimiento no tiene edad. En esta emocionante historia Fernando Dolabela nos muestra cómo todos tenemos la capacidad de trazar nuestro propio camino desde que somos niños, demostrando que con persistencia y determinación es posible transformar los sueños en realidad.