¡RIC-RIC-RIC!...Aquel ruido no cesaba, y la señora Ramonase asustó mucho.¡Ramón ! ¡Que te despiertes!Con esta historia, los más pequeñoscomprenden que el miedo no debe paralizarlesy comprueban que comparten más cosas conlos adultos de lo que parece: el temor a lodesconocido (la noche, ruidos extraños ) esinherente a la con dición humana y, por tanto, noes algo de lo que deban avergonzarse.