Cuando el reverendo Ozire era pequeño, sufría de dislexia. Poco a poco le corrigieron esta enfermedad. Cuando tenía dieciocho años, su lectura y su escritura eran completamente normales y decidió hacerse sacerdote. Ahora le acaban de mandar a una nueva parroquía y está muy nervioso. Además, no va a tener a nadie para ayudarle. Cuando llega, allí sólo está la señora de la limpieza, que además no es nada simpática. Esa noche no puede dormir bien. De repente, en su cabeza, pasa algo raro. Sin que se de cuenta, dice al revés las palabras más importantes de la frase. Todos los habitantes del pueblo piensan que se ha vuelto loco. Pero el médico se da cuenta de lo que le pasa: dislexia de inversión. Le da un remedio: tiene que andar al revés a la vez que habla y todo irá bien. Así lo hace el reverendo. Al principio era un poco raro, pero al final todos se acostumbran a verlo andando así. Durante el resto de su vida será un párroco un poco raro, pero muy querido y respetado por todos.
"Un libro muy entretenido. Genial este autor."