En el Camino: Siete Miradas Diversas Desde la Educación

Marian BaquÉS I Trenchs · Ppc Editorial

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Reseña del libro

«¿Qué puedo decirte de los seres humanos, Vitia? Me sorprenden tanto por sus buenas cualidades como por las malas», escribe una madre, Ania, a su hijo. Ella, camino del... Leer más«¿Qué puedo decirte de los seres humanos, Vitia? Me sorprenden tanto por sus buenas cualidades como por las malas», escribe una madre, Ania, a su hijo. Ella, camino del gueto. ¿Qué podemos decir de la condición humana? ¿Qué sabemos de ella? ¿Cómo la vivimos?Condición humana, ¡siempre ambigua! Cuerpo y experiencia espiritual. Somos libertad, somos creatividad; grandeza y amor. También incoherencia, indiferencia, a veces crueldad. Capacidad de elevarnos a lo más sublime o de descender a los abismos más miserables. Anhelos infinitos de felicidad. Tambaleándonos entre el fango y el esplendor. Siempre en el misterio.Caminamos hacia unos valores que nos hacen ser. Soy en mí, soy en el otro, soy en el mundo. Nos vamos humanizando, por eso vamos caminando. El camino constante de la educación. Solo un camino: educar educándonos.«Vítenka? Esta es la última línea de la última carta de tu madre. Vive, vive, vive siempre». (V. Grossman, Vida y destino. Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2016, pp. 103 y 110)Prólogo, de Rosa Piquín CancioIntroducción La Visitación. La acogida Se puso en camino A la montaña Entró en casa Y saludó Isabel Se llenó del Espíritu Santo ¿Venga a visitarme? Mi alma Volvió a su casa El buen samaritano. Ética y moral I care Amarás a tu prójimo como a ti mismo Un hombre Bajaba de Jerusalén a Jericó Y cayó en manos de unos salteadores Al ver al hombre se desvió y pasó de largo Un samaritano se le acercó Y lo cuidó Haz tú lo mismo Calenzano y Barbiana Un padre tenía dos hijos. Dos lobos en mí «Yo, señor de Milany» Un padre Tenía dos hijos Se marchó a un país lejano Derrochó su fortuna Y se fue a casa de su padre Su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas Su hijo mayor Cuando vino y se acercó a la casa Tenemos que alegrarnos y festejarlo «Id a buscar el tronco» El ciego. La belleza Al borde del camino Al instante El ciego recobró la vista Y seguía Jesús glorificando a Dios También todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios Zaqueo. Autoconocimiento y autoestima Elisabeth Eidenbenz y la Maternidad de Elna Era pequeño de estatura Levantó los ojos Una invitación Autoconocimiento. Autoestima Tomar conciencia de uno mismo Aprender Antes. Durante. Después Quizá haya que renovar criterios Autoestima: una vida con sentido Autocontrol Educarnos Mirada, escucha, palabra Emociones Un sentido a la vida El otro y yo somos multitud ¿Y si vamos más allá, más adentro? Le devolveré Se puso de pie Hoy Pasión y muerte de Jesús. Pasión y muerte del ser humano Fue en Puente Bulnes Acordaron dar dinero a Judas Era de noche Aparta de mí este cáliz ¿Atacamos con la espada? El Señor, volviéndose, miró a Pedro Lo condujeron ante el tribunal ¿Barrabás o Jesús? Y lo mandó azotar ¡Aquí tenéis al hombre! No tenemos más rey que el César Se lo entregó para que lo crucificaranLlevando a hombros su propia cruz, salió de la ciudad hacia un lugar llamado de la CalaveraEcharon mano de un cierto Simón de Cirene y le cargaron la cruzMujeres de Jerusalén No lloréis por mí Llorad por vosotras y por vuestros hijos Cuando los soldados crucificaron a Jesús Tomaron la túnica Padre, perdónalos Se burlaban de él Este no ha hecho nada malo Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Tengo sed Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu Se mantenían a distancia, viendo todo esto Jesús en brazos de su madre Lo colocó en un sepulcro Las mujeres prepararon aceites aromáticos y perfumes La noche antes de ser llevado a la muerte Emaús. Ensayo de Pregón pascual Francesc Barrachina Canellas Iban caminando a una aldea llamada Emaús Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos El caso de Jesús de Nazaret Nosotros esperábamos Algunas mujeres ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto? ¡Quédate con nosotros! Él desapareció Jerusalén Epílogo

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