Sabotear se ha convertido en una de las estrategias de diversas prácticas contemporáneas, entre las que destaca, sin lugar a duda, el arte. En tal medida, los artistas sabotean el arte clásico, las formas hegemónicas del presente, lo políticamente correcto. El cine, no sin dificultad, ha intentado ganar un lugar en el canon de las bellas artes, pero, más importante, ha cuestionado el sentido mismo de lo artístico. En este terreno se inscribe el presente libro. No obstante, no se trata de una defensa del cine como arte. Se busca, en otra ruta, sabotear los conceptos que, a lo largo de los años, han sido centrales para definir este singular medio. En tal medida, la reflexión se desplaza al campo estético que, dicho con ligereza, es de mayor amplitud y menos pretensiones que el artístico. Por ello, creemos, el cine como una forma artística termina saboteado. El cine aparece, entonces, interpretado a partir de una modificación de los conceptos con que la tradición de los estudios sobre cine ha operado. A partir de un cambio, aparentemente semántico, se revisa el funcionamiento del denominado séptimo arte en el siglo XXI, cuya inclinación en términos de funcionamiento lo dirige al universo digital.