Jugar a ser Dios es cosa fácil, pero tiene, para todos los involucrados, creadores y criaturas por igual, un alto, altísimo precio que entre todos pagan tarde o temprano. Una criatura que ha sido engendrada con restos de cadáveres descubre que ha sido cruelmente engañada por su propio creador. Esa traición le será insoportable y provocará la espiral de violencia con la que la novela se encamina, con renovada intensidad, hacia su desolador desenlace.
"Perfecto estado"