De percibirnos como un país invisible, aislado y alejado de los niveles occidentales de bienestar, hemos pasado a presumir de ser, según voces interesadas, y a partir de un proceso de cambio político, un ejemplo a imitar por todos aquellos países necesitados de evolucionar hacia un régimen de libertad política y bienestar económico. Dicho proceso, focalizado en la transición, sigue concitando el favor casi unánime de los españoles, que no dudan en situar en aquellos años la clave de nuestro brillante presente.