justo ahora que los señores políticos y los señores designados han suscrito el "histórico" acuerdo de suprimir el feriado del 11 de septiembre, sale a la palestra don roberto parra con sus ácidas décimas y el más puntudo repertorio de la lira popular, dispuesto a impedir que la inveterada amnesia chilensis termine por borrar de nuestra memoria colectiva el trauma de aquella fecha luctuosa, con su larga secuela de crímenes y exacciones que horrorizan y avergüenzan. se traía de tapadita este legado don roberto, donde tañe la guitarra a mordaza quitada. nadie, que se sepa, en poesía o narrativa, había referido estos hechos con la crudeza y sentimiento que lo hace el "tío roberto", tanto que por momentos uno cree oír a su hermana violeta. con el golpe, roberto parra permite el desahogo de un dolor popular que estaba pendiente y ofrece una reparación, aunque sea simbólica, a tantos chilenos y chilenas disconformes con las reconciliaciones "por arriba", que pretenden suturar heridas sin antes haberlas descubierto y desinfectado. manuel silva acevedo