Entre los siglos XV y XVII, la agro-manufactura azucarera, mediterranea durante toda la Edad Media, conoce lo que se puede calificar, con toda propiedad, como el primer periodo de su pujante historia atlantica. A partir de su introduccion en Madeira por los portugueses, el cultivo de la cana y la produccion de azucar se convertiran en el epicentro de una lucrativa actividad economica que se extendera, al compas de los progresos de la colonizacion iberica, por Azores y los archipielagos situados frente a las costas africanas: Canarias, Cabo Verde y Santo Tome y Principe. Desde alli, alcanza el Caribe y el continente americano cuyos ingenios y trapiches acabaran desbancando, avanzado el siglo XVI, a los situados en la otra orilla del Atlantico. Las haciendas azucareras que proliferaron en el Atlantico en este momento fueron complejos manufactureros y residenciales que compendiaron buena parte del desarrollo tecnico de la epoca constituyendo, a la vez, un escaparate privilegiado para el examen de la segregacion social, la dominacion y la explotacion, tanto de seres humanos, como del territorio y sus recursos. Esta obra se acerca a la materialidad del conjunto de estas instalaciones azucareras y de los paisajes de los que estas son, a la vez, causa y efecto. Por eso, concede una especial relevancia a las perspectivas de analisis y a las metodologias propias de la arqueologia y de la historia de las tecnicas. No obstante, tambien hay en ella un lugar destacado para los estudios de naturaleza patrimonial en sentido amplio.