Durante cinco siglos doña Isabel de Castilla, reina de España, persiste como figura enigmática. La acusan de usurpar la corona a su sobrina Juana la Beltraneja; de sembrar el terror con procesos y hogueras de la Inquisición; de arrojar de España a judíos y moriscos; de soberbia, altanera, autoritaria... Pero también elogian en ella su santidad, celo y preocupación por cuidar a los indios de América, por someter a los poderosos de sus reinos y establecer la paz, por unir en un mismo objetivo a sus súbditos. Personaje fascinante y complejo al que no se puede acercar el lector con prejuicios.