Juan Manuel de Rosas fue, sin duda, el personaje más polémico de la historia argentina del siglo XIX. Dos veces gobernador de la Provincia de Buenos Aires, hombre fuerte del país durante veinte años, ostentando títulos como "El Héroe del Desierto" o "El Restaurador de las Leyes", dividió el recientemente independizado país en Federales y Unitarios. Su acción firme contra las potencias europeas, especialmente en lo que respecta a la navegación por el Paraná con punto cúlmine en la Batalla de la Vuelta de Obligado, lo convirtió en referente de la soberanía nacional a tal punto que el Libertador José de San Martín le legó su famoso sable corvo. Pero al mismo tiempo su crueldad, en una época donde todos eran crueles, le valió el mote de "Tirano" por sus opositores. "¿Dónde está la obra de Rozas?" se pregunta su sobrino, casi al final de su equitativo análisis de aquella época. Lucio Victorio Mansilla, el autor de este libro, fue una persona descollante de la época "pos-rosista". Perteneció y no perteneció a la "Generación del 80". Su personalidad, única, hacía que su presencia fuera requerida tanto para tomar unos mates en las tolderías de los Ranqueles como para beber champagne en lujosos salones de París. En este libro, su visión justa se posa sobre su tío. Escribió sin comulgar con las ideas de éste y muy a pesar de que su padre, Lucio Norberto Mansilla, fue un colaborador clave del Restaurador. Pero al mismo tiempo vertió severas opiniones contra sus opositores, los unitarios o "emigrados", declarándolos corresponsables de las tragedias de aquel período. "¿Dónde está la obra de Rozas?" se pregunta su sobrino, casi al final de su equitativo análisis de aquella época. Lucio Victorio Mansilla, el autor de este libro, fue una persona descollante de la época "pos-rosista". Perteneció y no perteneció a la "Generación del 80". Su personalidad, única, hacía que su presencia fuera requerida tanto para tomar unos mates en las tolderías de los Ranqueles como para beber champagne en lujosos salones de París. En este libro, su visión justa se posa sobre su tío. Escribió sin comulgar con las ideas de éste y muy a pesar de que su padre, Lucio Norberto Mansilla, fue un colaborador clave del Restaurador. Pero al mismo tiempo vertió severas opiniones contra sus opositores, los unitarios o "emigrados", declarándolos corresponsables de las tragedias de aquel período.