Consideramos como "Buena Semilla" todo aquello que nos trae resultados positivos de cambio y transformación, ya sea en el aspecto moral, humano o espiritual. Jesucristo no vino a este mundo por casualidad, hizo todo lo posible no solo por mostrarnos la infinita grandeza del amor de Dios, sino por enseñarnos buenos modales, actitudes que pudieran facilitar nuestra convivencia armoniosa con nuestros semejantes, tales como: Amor, el perdón, la paciencia con las debilidades ajenas, el partimiento del pan, la humildad y muchas otras que si se practican pueden transformar nuestra vida. Al escribir este trabajo, tenía en mente animar a mis lectores a que pusieran en práctica el ejemplo que nos dio el "Autor de nuestra fe".