"Lo primero que vio fue un puerto de mar muy grande, muy iluminado, y muchas casitas cubiertas de oro, y sobre los tejados brillaba una media luna dorada, y se veían muchas casas juntas formando un semicírculo, y brillaban con mil colores iluminadas por la luz de la luna. - ¿Es, acaso, la gran ciudad turca de Constantinopla? -preguntó uno de los chicos. -¡Hombre! -repuso Carlos-… Por lo que a mí respecta, me gustaría muchísimo encontrarme en carne y hueso en la bella ciudad de Constantinopla, en el caso de que sea tan bonita como la vemos aquí". Barón F. de la Motte Fouqué