El asesinato de Federico García Lorca (1898-1936) fijó la imagen de La casa de Bernarda Alba como la obra máxima de toda una dramaturgia. Con este drama en que unos personajes y un espacio se encadenan con suprema maestría a una pasión estéril -el amor no conseguido- cuya liberación sacrificial es la muerte, el poeta granad ino llegó, en efecto, a una cumbre similar a la alcanzada por las más grandes creacion