La Galatea se suele clasificar como novela pastoril, pero es un vehículo para un estudio psicológico del amor. Cervantes tuvo durante toda su vida un altísimo concepto de su novela y la intención de publicar la segunda parte, pero murió sin haberlo hecho. Se ambienta en algún lugar -entre ideal y real- a orillas del río Tajo. Elicio y Erastro son dos pastores enamorados de Galatea, una hermosísima pastora que reúne todas las demás virtudes de las heroínas cervantinas: discreción, inteligencia, buen juicio, honestidad y bondad. Pero Galatea adora su independencia espiritual y no quiere verse sujeta por el yugo amoroso, así que hará sufrir de desdenes a los dos pastores. El tema pastoril en la novela representa el ideal al que aspira el hombre del Renacimiento.