De siempre se ha venido distinguiendo la cultura humana de las de sus ancestros animaloides como una cultura de racionalidad opuesta a esa otra, de suyo instintiva. La cultura tendría su faceta más distintiva en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Pero, para muchos, en esa faceta no se logra una satisfacción existe ncial. Y hace presa en muchos de esos muchoas la nostalgia del instinto, como si la sa