Abril de 1931. La adivina Carmela Calise es descuartizada entre las paredes de su propia casa en el barrio Materdei, en Nápoles. Con su actividad como médium regalaba sueños a la gente, pero con la clandestina de usurera los destrozaba sin misericordia. ¿Qué sucede si juegas con las ilusiones de las personas? ¿Puedes inventarte un futuro para después hacerlo polvo impunemente con tus propias manos? Le corresponderá al comisario Ricciardi responder a estas preguntas y poner rostro al asesino de esta mujer.