¡Hola, querida madre! Crees que Zeus está encolerizado conmigo. Me dices que derramará enfermedades sobre mí, que matará a mis amigos, que me hará pobre y ordenará a todos los dioses del Olimpo que me hagan sufrir, ¡Pero no te inquietes! Jamás me impedirá vivir feliz, puesto que decidí no creer en él. Tu hijo, Epicuro.