Quizá ningún país de América ha sufrido tanto como Colombia los rigores del terrorismo. La guerrilla de las FARC desde 1964 ha sembrado de dolor todo el territorio patrio, cometiendo crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidios. Tras más de 50 años de padecer esta implacable lucha armada, el actual presidente Juan Manuel Santos tomó la decisión de hacer un nuevo intento de negociación con los insurgentes. Esta actitud en principio podría ser bien vista. Con todo, lo que no puede aceptarse es que por el afán de firmar un acuerdo de paz, se pacten puntos que erosionan las normas constitucionales. Con esta publicación se pretende no solo informar, sino denunciar al país y al mundo, la violación de los procedimientos jurídicos y la abismal impunidad que se está gestando en las negociaciones de la Habana. Estimo que como colombiano que le duele el país, estaba en la obligación de decir lo que siento. Esa fue la razón de este escrito.