Estos textos nacen de esa manía temeraria de apuntarlo todo o casi todo según va llegando. No llevan mucho cincel y no pertenecen al mundo de la estridencia ni al de las gesticulaciones excesivas. Proceden más bien del lenguaje tranquilo o, todo lo más, de la necesidad de dejar congregado en pequeñas porciones lo que no aca bó pudriéndose en una escritura de contrabando. ( ) La vida mitigada, sí. ¿Qué otra ma