Píelas Fogg, caballero extremadamente puntual, apuesta una gran suma con sus compañeros de club a que es capaz de dar la vuelta al mundo en ochenta días. Abandona Londres la misma tarde en que hace la apuesta, el 2 de octubre de 1872, acompañado de su criado francés, Passepartout, quien es el encargado de llevar en un bolso de viaje una enorme cantidad de dinero para sufragar los gastos. Pero da la casualidad de que tres días antes ha sido robado el Banco de Inglaterra. Las sospechas recaen sobre Fogg, cuyo precipitado viaje es interpretado como huida. El periplo transcurre sin contratiempos mayores hasta que en el puerto de Suez, el inspector inglés Fix comienza a seguir al apostador con la esperanza de poder arrestarlo en algún lugar del Imperio Británico. En intensa lucha contra el tiempo alcanzan Londres antes de la hora límite de la apuesta, pero todo es inexplicable: han tardado ochenta y un días y, sin embargo, llegan en el día acordado.