Antes y durante la revolución francesa se producen episodios análogos en América y Europa. En el Nuevo Mundo estos movimientos crean los Estados Unidos, la República de Haití y preparan las próximas independencias latinoamericanas. En el viejo continente, de Rusia a Irlanda, sacuden o terminan con el orden aristocrático o monárquico, fundan las estructuras modernas de los Países Bajos, de Bélgica, de Renania, de Suiza o de Italia, echan las bases de las luchas de los obreros británicos por sus derechos y se sitúan en el origen de los nacionalismos del siglo XIX.