En sus cartas acerca de las tres etapas de la vida espiritual y sobre el discernimiento de la oración, Yauseph muestra a quien ingresa en el monasterio un manual para orientarse en el sendero que habrá de recorrer a lo largo de su nueva vida. Entonces esta obra es solamente para los monjes?En el Oriente cristiano el monje no es observado como alguien puesto separado y al margen del mundo, sino como aquel que ha llegada a la cima de la vida bautismal y sirve de referencia y modelo a todos. Es en la cumbre donde las distintas vocaciones se descubren igualmente dignas y se intercambian: el virgen llega a lograrlo en plenitud si lo es esponsalmente, y el esposo ve reflejada en el monje la integridad a la que está llamado el eremita redescubre en el laico su comunión con el mundo, el laico en el consagrado su vocación a un sacerdocio interiorizado, y el sacerdote en el laico su servicio al mundo y a la cultura.En este sentido, un libro que no es de hoy puede convertirse precisamente en un libro para hoy. Porque el solitario al que se dirige Yauseph somos cada uno de nosotros.