Arrietty es más diminuta que un terrón de azúcar. Y sin embargo es muy valiente, porque con una aguja como espada deberá salvar a toda su familia, con la que vive bajo el suelo de un viejo caserón. Ellos son LOS INCURSORES. No poseen nada y por eso deben vivir peligrosas aventuras cada vez que quieren tomar prestada alguna de las pertenencias de los dueños de la casa: los enormes seres humanos. Así, con mil heroicidades, incursionan en el caserón para conseguir los carretes de hilo que usan como taburetes, las cajitas lacadas que convierten en sus camas, y también los sellos que cuelgan de sus paredes como si fueran obras de arte. Estos pequeños grandes héroes no son duendes. Son seres humanos pequeñísimos y muy reales, como son reales sus miedos, sus alegrías, sus triunfos y sus amores. Eso descubriremos cuando Arrietty, en el intento de salvar a toda su familia, conozca al chico de la casa, un ser humano muy especial y sus vidas cambien para siempre. Una de las obras cumbre de la literatura infantil. Más de 10 millones de lectores ya creen en los incursores y saben que están más vivos que nunca. Porque si ellos no existen, ¿dónde están las pequeñas cosas que perdemos?
"Muy entretenido y original. A mis nietos les encantó."