Este texto invita a reflexionar sobre la evaluación y cómo esta es mucho más que un requisito, un medio de control, una serie de acciones técnicas y estandarizadas que validan otras. La evaluación va más allá de una situación de miedo y nerviosismo; de una forma de agresión intelectual. Es posible que antes de evaluar ya se piense que algo estará mal: ¿esto se debe a que cada vez nos alejamos más de la verdadera evaluación y del sentido formativo de la misma Aquí no se pretende hurgar en la herida, es decir, en las fallas que padece la evaluación tradicional; tampoco se pretender presentar un manual de quejas. Todo lo contrario, se explica y plantea una propuesta: la ludoevaluación.