Es notorio que en nuestra sociedad actual, la violencia hacia el prójimo y hacia los bienes ajenos ha venido incrementándose espectacularmente, de tal forma que ha llegado a traducirse en una sensación de inseguridad generalizada que afecta tanto al ámbito de las personas privadas como al de las personalidades públicas con cargos políticos o institucionales, cuya protección asigna la ley a las distintas poli