Durante toda su vida, la aldea de Gesela, Anta, ha estado maldita. Y no ha sufrido una única maldición, sino una tras otra. Cuando esto sucede, uno de sus habitantes debe romperla, siempre con devastadoras consecuencias. Tras secarse el pozo, llega el turno de Gesela de salvar a la aldea matando al sapo que vive dentro.