"Era, en efecto, el automóvil de Maruja. Había transcurrido por lo menos media hora desde el secuestro, y sólo quedaban los rastros: el cristal del lado del chofer destruido por un balazo, la mancha de sangre y el granizo de vidrio en el asiento, y la sombra húmeda en el asfalto, de donde acababan de llevarse al chofer todavía con vida. El resto estaba limpio y en orden".
"Excelente relato de una época difícil de Colombia porque afectó al país y a varias familias ajenas al narcotráfico."
Jaime Alberto TobÓn Osorio Domingo 07 de Junio, 2020"Una nueva forma de dar una noticia"