Pepita Jiménez hace parte de la tradición clásica española, fusionada con el romanticismo del siglo XIX. El autor, habla de la influencia de los místicos españoles de los siglos XVI y XVII, que al margen de su iluminado pensamiento le permiten a la novela expresarse en un lenguaje castizo, de estilo galante, en su forma y fondo, convirtiéndola en una de las creaciones más puras de la cultura española. Las sutilezas del espíritu y el crudo sentido del humor de la picaresca se conjugan magistralmente en la novela.