El Comendador de Ocaña se enamora perdidamente de Casilda, una bella labradora casada con Peribáñez. Al intentar conquistarla, la deshonra, por lo que Peribáñez deberá vengarse del noble. Tras el conflicto entre los tres personajes, late un mensaje universal, y sorprendente en el siglo xvii: el de la inviolabilidad de los derechos humanos y de la dignidad personal a que tiene derecho todo individuo.