El origen de este escrito, que resume los principales hitos de la vida de Rodrigo Botero, se remonta a diciembre de 2017. En una sorpresiva llamada telefónica, ocurrida después de otra en la que habíamos intercambiado saludos navideños, Rodrigo me pidió a quemarropa que escribiera su obituario cuando, así me dijo, "fuera necesario". No sin cierta sorpresa y después de recordar la tarea de Pereira —un personaje de Antonio Tabucchi que preparaba notas mortuarias para un diario de Lisboa—, acepté su encargo. Le pedí, eso sí, que de cuando en cuando respondiera a mis preguntas sobre su vida